La voz interior

¿Y si la voz que más te agota… es la tuya propia?

No es la de tu jefe.

Ni la de tu madre.

Ni la de tu pareja, ni la de las redes.

La que más te desgasta es esa que vive dentro de ti.

Esa que no te deja descansar.

La que te repite que podrías haber hecho más. Que no es suficiente. Que “así no”.

Esa voz que te exige estar bien incluso cuando estás al límite.

Que te compara con los demás sin saber nada de sus vidas.

Que te culpa por sentirte cansada, como si no tuvieras derecho.

Y lo peor:

te la crees.

Porque lleva tanto tiempo contigo que suena como si fueras tú.

Pero no lo eres.

Tú eres la persona que duda, sí.

Pero también eres la que quiere cambiar.

La que ya no soporta esa presión silenciosa.

La que intuye que hay otra forma de estar en el mundo, más libre, más auténtica, más viva.

Y si al leer esto te ha removido algo, no lo ignores.

Esa incomodidad no es debilidad.

Es el principio.

¿Y si hablamos?

No para añadir más ruido,

sino para ayudarte a bajar el volumen de esa voz que ya no te sirve.