Pensar, Sentir, Actuar
- nmoellercoach
- 17 feb. 2023
- 1 Min. de lectura
Actualizado: 28 may.
Cuando separamos artificialmente el pensamiento y el sentimiento, creamos la falsa idea de que la forma en que nos sentimos (nuestra percepción, estado de ánimo, actitud, estado mental o experiencia) proviene de algo más que nuestro pensamiento en el momento.
Parece que algo, alguien, el futuro o el pasado tiene el poder de hacernos sentir de la manera que queremos o no queremos sentir y reaccionamos a estas fuentes imaginarias. Pensamos en ellas y nos preocupamos por ellas. Y aparece el ‘overthinking’, el bloqueo, la ansiedad, el estrés y la sensación de inseguridad, de cero control e impotencia ante las circunstancias externas.
Y nos autolimitamos y sufrimos.
Sin embargo, cada vez que entendemos y ‘vemos’ que siempre es nuestro pensamiento el que crea nuestro sentimiento, dejamos de distraernos con otras posibles fuentes y experimentamos de forma natural y lógica la caída del pensamiento innecesario e indeseable.
Adoptamos de forma inteligente algunos pensamientos y abandonamos otros.
Esta comprensión en sí misma nos empodera para autocorregirnos cuando es necesario, en lugar de reaccionar. Es decir, cuando comenzamos a apreciar cómo funciona nuestra mente, podemos usarla de manera más efectiva y disolver de forma natural viejos hábitos, creencias, comportamientos,…
Comenzamos a operar desde un nivel más alto de claridad, de consciencia, recuperando de forma natural nuestra capacidad para abordar las circunstancias y los desafíos de la vida desde una perspectiva más sabia, más optimista y esperanzadora.








Comentarios